domingo, 3 de marzo de 2013

LAS FUSIONES, ADQUISICIONES Y ALIANZAS



La reducción en el número de nuevos medicamentos que llegan al mercado, la caída de la productividad y una mayor competencia cuando expira la patente o el período de protección han dado lugar a cambios estructurales de calado desde principios de los años noventa en el sector biofarmacéutico (Grabowski, 2011). En primer lugar se han producido diversas series de fusiones horizontales de gran escala, lo cual ha aumentado el grado de concentración empresarial del sector. En segundo lugar se ha producido un proceso de desintegración vertical mediante la externalización creciente en las etapas de descubrimiento y las primeras fases del desarrollo preclínico y clínico, a través de alianzas y acuerdos con pequeñas empresas biotecnológicas centradas en la fase de desarrollo.

Las oleadas de fusiones y adquisiciones en el sector biofarmacéutico han sido recurrentes desde su inicio en 1989-1990, seguidas con intensidad de mediados de los noventa a principios de los 2000, hasta la más reciente de 2009-2010 con tres grandes fusiones (Pfizer-Wyeth, Merck-Schering Plough, y Roche-Genentech) (Danzon y Nicholson, 2012). Desde el punto de vista de una mejor comprensión y diseño de políticas para el sector biofarmacéutico es importante analizar las causas y las motivaciones de las fusiones y adquisiciones, así como de las alianzas. El análisis del impacto de las fusiones, adquisiciones y alianzas puede resultar de utilidad tanto para el análisis económico del comportamiento empresarial de este sector como para un mejor diseño de las políticas de competencia y de fomento de la innovación.

Las razones convencionales que pueden justificar las fusiones empresariales, según la teoría económica, son básicamente tres: las economías de escala y de alcance; la adquisición de activos específicos o de ciertas capacidades (por ejemplo, expansión en el extranjero o el acceso nuevas tecnologías) que se pueden conseguir así de forma más eficiente que a través del propio crecimiento; y el mercado por el control corporativo en el que la adquisición es un mecanismo que permite mejorar el uso o la gestión de los activos.

Danzon et al (2007) han analizado de forma empírica los factores determinantes de las fusiones y adquisiciones de empresas biotecnológicas durante los años noventa (período 1988-2001). A las razones económicas convencionales estos autores añaden la hipótesis del exceso de capacidad como motivación para iniciar una fusión que permita una reestructuración de los activos que han experimentado un shock, ya sea por cambio tecnológico o por una desregulación. En el caso del sector biofarmacéutico esta hipótesis se concretaría en la motivación para llevar a cabo una decisión de fusión a partir de la finalización de patentes que no encuentran sustituto en la cartera de resultados esperables de la I+D de la propia empresa, y que crean un exceso de capacidad tanto física como de recursos humanos especializados en ventas y marketing.

El exceso de capacidad es menos relevante para el caso de las empresas biotecnológicas muy pequeñas especializadas en la inversión en I+D destinada a moléculas concretas o a tecnologías relacionadas con la fase de descubrimiento, las cuales pueden tener valor para las grandes farmacéuticas tradicionales. Estas empresas necesitan conseguir financiación externa, ya que generalmente no disponen aún de un flujo de ingresos de productos aprobados. La financiación externa procede bien de capital riesgo bien de alianzas con empresas de mayor tamaño. Desde mediados de los años noventa las empresas biotecnológicas más maduras empezaron a abandonar la especialización única en la I+D en un proceso de integración vertical de actividades de producción y comercialización de sus propios productos, con los mismos problemas futuros en cuanto al posible efecto reemplazo que las farmacéuticas tradicionales.

Los resultados de Danzon et al (2007) para fusiones de empresas con un valor bursátil de más de 500 millones de dólares confirman la hipótesis del exceso de capacidad que sigue a la finalización de patentes sin sustitución en la cartera de innovaciones como principal motivación de las grandes empresas para emprender fusiones y adquisiciones. Las empresas con mayor valoración bursátil son más propensas a emprender fusiones, lo cual también apunta la influencia de las economías de escala en este sector. Sin embargo, los resultados indican que las fusiones cuya motivación reside en conseguir ahorros de costes debido a la falta de resultados de la I+D y en las economías de escala no consiguen mejores resultados económicos a largo plazo. Las empresas pequeñas que se han fusionado experimentan un crecimiento más reducido tanto en las ventas como en la inversión en I+D en los años inmediatamente siguientes a la fusión. No solo la inversión en I+D, sino también la productividad de las empresas fusionadas, medida a través del número de patentes, se reduce según los resultados del estudio de Ornaghi (2006).

La tasa de beneficio experimenta una mejora, en cambio, cuando la compañía que hace la adquisición de una empresa biotecnológica de tamaño reducido ya tenía una alianza previa con ella en la fase de desarrollo, y cuando ambas tienen inversión en I+D y experiencia en la misma área terapéutica (Higgins y Rodríguez, 2006).

Los estudios disponibles no apuntan a mejoras en la innovación como resultado de las fusiones y adquisiciones. Únicamente se ha documentado que entre 1990 y 2006 después de una fusión es más probable que un proyecto de investigación pase de una fase de desarrollo clínico a la siguiente (Grabowski y Kyle, 2012). Sin embargo, desde el punto de vista de los resultados y de la eficiencia en la gestión de la I+D, lo que sería relevante es precisamente que los proyectos que no van a tener éxito se abandonen lo antes posible.

Los resultados sobre el impacto de los acuerdos y alianzas son más positivos que los de las fusiones y adquisiciones. Las alianzas también pueden ser una fuente de nuevos productos y facilitar el acceso a nuevas tecnologías. Alianzas previas a fusiones y adquisiciones contribuyen a reducir la incertidumbre y la información asimétrica a la hora de plantearse una fusión o adquisición. Se ha observado que la experiencia y las relaciones y alianzas con otras empresas influyen sobre la productividad de la I+D en el sector biofarmacéutico. Entre los factores que repercuten favorablemente en el éxito de los medicamentos en los ensayos clínicos se encuentra la experiencia previa de la empresa (número de medicamentos desarrollados en cualquier área terapéutica) y el desarrollo de alianzas con otras empresas (Danzon et al, 2005). La experiencia influye de forma importante en las fases 2 y 3 del desarrollo clínico, más complejas y con mayor número de pacientes, aunque con rendimientos decrecientes (con un máximo de 25 productos en desarrollo). Parece más determinante la experiencia especializada y centrada en un área terapéutica que la experiencia amplia (deseconomías de alcance entre clases terapéuticas). La probabilidad de éxito en las fases más avanzadas de desarrollo clínico es también mayor si la empresa establece alianzas o acuerdos con otras, especialmente si se trata de grandes empresas.

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